Por Matteo Castagna
El 21 de octubre de 2024, en el marco de unas reuniones sobre economía internacional en el Council on Foreign Relations, la directora ejecutiva de MCC Production y miembro del CFR, Michelle Caruso-Cabrera, entrevistó al analista principal del Financial Times, el octogenario Martin Wolf.
Declara que la elección de Donald Trump el 5 de noviembre de 2024 hará que el mundo tome una dirección que nunca esperó durante su larga carrera.
Los Estados Unidos del magnate quieren retirarse de la globalización. A nivel mundial, Donald quisiera poner fin a ese papel mesiánico de “gendarmes del mundo” que los estadounidenses se han dado a sí mismos, al menos desde 1945.
La idea de que la tarea de Estados Unidos era ir a todas partes para importar su modelo de La democracia, para hacer de tal o cual Estado “un lugar mejor”, ha resultado un fracaso, produciendo a lo largo de los años, más descontento internacional, contra una cierta manía “hegemónico-colonial”, que el verdadero beneficios.
Por este motivo, Trump quisiera destruir el modelo occidental, conocido hasta ahora, en el que los EE.UU. tienen un papel primario y protector sobre otros aliados – afirma Martin Wolf – en favor de su mayor autonomía y soberanía, lo que permite al nuevo Presidente y a su gobierno centrarse en “Estados Unidos primero”, del que ha sido portavoz durante mucho tiempo. “Dado su papel y su poder, la idea de que Estados Unidos pueda retirarse del mundo no agrada a nadie. Incluso para los chinos, esta perspectiva crea problemas”. Volveremos sobre esto más adelante.
Según Wolf, “los chinos trabajan con celo para arruinarse”, ante el hecho de que su paranoia radica en que el verdadero objetivo de los estadounidenses es destruir a China y no contenerla, mientras que, según el conocido economista “Tendremos que, de una forma u otra, coexistir con el poder chino”.
“Debemos buscar cooperar pacíficamente con China, como superpotencia militar, para garantizar nuestra seguridad nacional”.
Para ello y evitar que la competencia militar se salga de control, será necesario un esfuerzo masivo a nivel político-diplomático, precisa Wolf.
Históricamente, está en contra de implementar una política industrial interna, como parece querer hacer Trump, particularmente en la manufactura.
“El hecho es que en el futuro – señala Wolf –no habrá nadie trabajando en las fábricas: dentro de treinta años las máquinas y los robots lo harán todo. Por lo tanto, el intento de recrear la vieja clase de trabajadores está destinado al fracaso”.
Por lo tanto, la solución de Wolf sería invertir en innovación, “creando industrias nuevas, de vanguardia y globalmente competitivas que ayuden a hacer del mundo un lugar mejor”. Aunque admite que, de momento, no ve a nadie capaz de conseguirlo, ni en la UE ni en EE.UU.
Pero espera que Estados Unidos tenga éxito rápidamente, porque la UE está mucho más atrás que ellos en términos de PIB per cápita y total, además de que la dinámica demográfica está claramente a favor de Estados Unidos.
Invertir en los sectores tecnológico y de TI ha sido una carta ganadora, tanto para Estados Unidos como para China.
Europa llega mucho más tarde y “se enfrenta a una crisis económica muy, muy grave, con una productividad y una tasa de natalidad decrecientes, lo que reduce considerablemente su competitividad en los mercados globales”.
Según Wolf, el informe Draghi sobre los últimos cincuenta años muestra que Europa no ha logrado convertirse en líder en tecnologías de la información, sobre todo a través del mercado único europeo, que no ha funcionado.
Finalmente, el economista del Financial Times concluye con un chiste sobre China, que potencialmente podría relanzar un modelo económico próspero y exitoso, limitándose y tal vez se limitará a la vieja política industrial dirigista.
“No creo que los líderes chinos tengan la intención de introducir las innovaciones necesarias. De modo que el problema, que en teoría tiene solución, seguirá sin resolverse.
Aquí está la esencia de lo que dije antes: en el conflicto con China, el mejor amigo de Estados Unidos es, en realidad, el liderazgo chino”.