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Claudia Sheinbaum recibe el bastón de mando: un hito histórico para México


Ciudad de México, 1 de octubre de 2024 — Plaza de la Constitución, Ciudad de México


En un evento cargado de simbolismo y emociones, Claudia Sheinbaum Pardo, la primera mujer presidenta de los Estados Unidos Mexicanos, recibió el bastón de mando de manos de las mujeres indígenas y afromexicanas, representantes de los 70 pueblos originarios de México. Esta ceremonia, realizada en el corazón del país, marcó un momento trascendental no solo para la política nacional, sino también para los movimientos de mujeres y pueblos indígenas que, por siglos, han luchado por el reconocimiento y la justicia.

La Plaza de la Constitución fue el escenario donde las moderadoras iniciaron el acto con un emotivo discurso. “Estamos aquí, como las ceibas del principio del tiempo, de pie en las cuatro esquinas del mundo”, expresaron, subrayando la fortaleza y resiliencia de las mujeres mexicanas e indígenas. La mención de las diferentes etnias, desde los kikapú de Coahuila hasta los tzotziles de Chiapas, reforzó la idea de la unidad de México como nación multicultural y diversa.

Las moderadoras del evento continuaron en un diálogo respetuoso y solemne, mencionando a cada uno de los pueblos originarios del país. Los nombres de las etnias resonaron en el aire como un recordatorio de las raíces profundas que sustentan la nación mexicana: “Amuzga de Guerrero, Mixteca de La Montaña de Guerrero, Otomí de Querétaro, Zapoteca del Istmo de Oaxaca, entre otros”, afirmaron con orgullo, destacando la diversidad que caracteriza a México y reconociendo las luchas históricas de estos pueblos.

El acto de entrega del bastón de mando a Claudia Sheinbaum simboliza la transferencia de sabiduría y legitimidad de las comunidades indígenas a la nueva mandataria. Este bastón, considerado un símbolo de liderazgo y conexión con la tierra, es un elemento profundamente arraigado en las culturas originarias de México. Su entrega representa no solo una muestra de apoyo, sino también la esperanza de que la nueva presidenta mantendrá un gobierno inclusivo y respetuoso de los derechos de los pueblos originarios y las mujeres.

Las palabras de las moderadoras fueron contundentes: “Hoy, las mujeres indígenas estamos de fiesta, pero no solamente las mujeres indígenas; también estamos de fiesta todas las mujeres”, subrayaron con una mezcla de orgullo y emoción. Este reconocimiento hacia Sheinbaum como la voz de las que no tuvieron voz por mucho tiempo refleja el anhelo de justicia e igualdad de género en la política y sociedad mexicana.

El bastón de mando fue entregado en medio de cánticos y bendiciones. “Que los elementos sagrados te acompañen, que el agua bendita purifique siempre tu alma, que el aire siempre esté contigo, que nuestra madrecita tierra te bendiga”, proclamaron las mujeres indígenas, invocando la fuerza de la naturaleza y los ancestros para guiar el mandato de Sheinbaum.

Este evento no solo se trató de una ceremonia política, sino también de un espacio de reivindicación cultural. Las mujeres afromexicanas también tuvieron una participación importante, trayendo consigo su cultura, su voz y sus tradiciones. En un país donde el racismo y la discriminación persisten, su inclusión en la ceremonia representó un paso hacia el reconocimiento de las contribuciones de la población afrodescendiente en la construcción del México contemporáneo.

El ambiente de la ceremonia fue profundamente emotivo, con las asistentes manifestando su alegría y esperanza por el futuro del país bajo el liderazgo de una mujer. “Hermanita Claudia, te recibimos con amor, con alegría, con gusto”, dijeron las mujeres indígenas, refiriéndose a Sheinbaum no solo como líder, sino como una hermana más en la lucha por la igualdad y la justicia.

Este hito en la historia política de México abre una nueva etapa en la que se espera que los derechos de las mujeres, los pueblos indígenas y las comunidades afromexicanas ocupen un lugar central en las decisiones gubernamentales. El evento de entrega del bastón de mando no solo fue un acto protocolario, sino un recordatorio del poder y la importancia de la diversidad cultural en la construcción de un país más justo e inclusivo.

La llegada de Claudia Sheinbaum a la presidencia marca un antes y un después, no solo por su género, sino por el compromiso que ha asumido con las causas de los pueblos marginados de México. A partir de este momento, el camino hacia la justicia social, el respeto a la diversidad y la equidad de género se vuelve más claro, guiado por la fuerza simbólica del bastón de mando que ahora sostiene en sus manos.

 


Redacción

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