“Sueña como si fueras a vivir para siempre, vive como si fueses a morir hoy.” (James Dean)
LA DECISIÓN.
Me gusta leer y como resultado de ello, me agrada encontrar frases o párrafos de inspiración para mí, aunque quizás a muchos no les parezca; no obstante, cuando los leo ante ellos o bien, les comparto mi reflexión del texto, resulta que le encuentran un provecho, incluso mayor al que yo le había dado.
En palabras de George Eliot: “nunca es demasiado tarde para ser lo que habrías sido”. Sin duda que son sólo unas cuantas palabras, con un gran contenido.
Realmente … ¿cuándo será el momento adecuado para entender nuestra vocación y atender a ella?
De pensar cuando fue que decidí dedicarme a estudiar lo que me gusta y realmente, a comprometerme con ser la mejor versión profesional a mi alcance; realmente, no tengo un momento en específico que se haya convertido en el detonante, en ese instante, de mi futura realidad. No menciono la mejor versión personal porque me queda claro que esa es día con día.
Cuando busco una coyuntura que me haya llevado a razonar sobre mi destino y analizar los pros y los contras de esas decisiones que a la larga serían los eventos que frecuentarían mis acciones; me doy cuenta de que, en mi caso, no hubo escenas mágicas, ni místicas, ni mucho menos fantásticas.
Todo lo que he vivido para mi desarrollo laboral ha sido de acuerdo con mis convicciones y responsabilidades … ¡no tengo a quien culpar más que a mí, ni a quien aplaudir más que al aventurero en que me convertí al perseguir mis sueños!
Escuchando historias de vida de otros, ya sean amigos, compañeros, conocidos o terceros de manera accidental, me han mostrado de algunas situaciones especiales, que para ellos fueron más que indicativas o ilustrativas, su significado fue una verdadera orientación para la toma de sus decisiones.
Desde respuestas concretas a las peticiones precisas que realizaron en torno a su destino hasta muestras de que iban en el camino correcto o sensaciones que les fueron provocadas ante una situación decisoria, me di cuenta de que su fe ciega en obtener una contestación a sus requerimientos siempre les había resultado.
Para alguien fue una rosa, un detalle insólito o un hecho en específico, para otros fueron las palabras de un ser de valor o bien, una caricia al alma; no obstante, siempre apareció un hecho extraordinario en un momento tan ordinario de su vida, que les mostró el camino. Sin duda que tal momento fue tan gratificante que cumplió a cabalidad con su necesidad de luz ante esa situación sombría.
Por más que lo analizo y rememoro, realmente no encuentro ese momento en mi vida … ¿en la tuya si sucedió algo especial para ayudarte a definir tu ruta?
LA ACTUALIDAD.
En estas fechas, ya sea como profesor, consultor, coordinador de grupos o participante de grupos, me ha tocado ver que los llamados a los jóvenes son totalmente distintos, no sólo a lo que nos tocó vivir a los ahora adultos sino a veces a nuestra lógica.
Es cierto, alguna vez señaló Platón que era necesario en nuestro actuar lo siguiente: “sé amable porque toda persona que conoces está librando una gran batalla”; no obstante, veo que a veces el diálogo con los adolescentes e incluso, personas en sus veintes, está roto o presenta deficiencias tan profundas que provoca distancias serias con los mayores, pudiendo llegar a parecer insuperables.
Pareciera que el cuestionarles respecto de sus hábitos, actos o propósitos, tales acciones pudieran llegar a ser tan invasivas que frecuentemente provocarán reacciones violentas o muy sentidas.
No recuerdo que nosotros a esa edad tomáramos tales situaciones de manera tan personal o bien, reaccionáramos para romper el diálogo; lo más que hacíamos era expresar un descontento o responder de manera ambigua o alejada de la realidad.
Alguien me comentaba que, con esta modernidad tecnológica, podríamos entender que con la inteligencia artificial se hizo más delicada la piel de los adolescentes, a tal grado que ahora las puras preguntas lastiman más que las respuestas y ni hablar del esfuerzo por encontrar lógica en las respuestas.
Ante ello, me queda claro que si hay una constante en la historia es la pretensión de las personas por conocerse entre sí; razón por la cual, no entiendo la razón para sentirse incómodos con tales propósitos.
Ahora bien, cuando éstos llegan a contestar, es interesante saber sus planteamientos y compartir sus sueños y entusiasmos. Realmente … ¡eso es todo!; debemos como experimentados entender que ellos no están para satisfacer nuestras expectativas … ¡bastante tienen con las propias!
Si nos llegan a pedir nuestra opinión, será nuestra opción darla; siempre entendiendo la apertura que tienen para con nosotros y el privilegio de merecer su atención y atendiendo a ser propositivos en aras de aportar elementos para continuar la construcción de sus sueños … reitero … ¡no estamos para destruirlos!
Además, tal pareciera que ahora hay más opciones de desarrollo y metas que las que tuvimos a su edad; razón por la cual, nuestro compromiso al charlar con los jóvenes es entender su entorno, estar abiertos a la actualidad y lo más importante, no hacer señalamientos infundados ni realizar juicios.
Hay que recordar que, en nuestra época de juventud, podíamos llegar a tener cierta dificultad para compartir nuestros deseos, mucho más con los adultos; es cierto, estábamos abiertos al diálogo, pero pasábamos a la defensiva ante el debate de ideas que nos conflictuaba y, sobre todo, nos costaba reconocer nuestros yerros.
Tomar en cuenta esto, resulta básico para dialogar con los jóvenes de hoy. De hecho, partir del principio de “no hacer a otros lo que no nos gusta que nos hagan” es la consideración mínima que esperaríamos para tener un acercamiento real. A partir de ello, lo que siga será una gran oportunidad de llegar a su alma, evitando al máximo dictaminar sobre lo que nos exprese y buscando en todo momento, conciliar su dicho con nuestra lógica, siempre con un adecuado trato y atención.
Muchos nos molestamos con las distracciones que nos provocan los dispositivos móviles; sin embargo, son pocos los que evitan atenderlos en los momentos que es necesario dialogar.
En ese sentido, si es tu intención mostrar interés para que alguien comparta algo de si mismo, evita distracciones innecesarias. Dale tiempo y calidad a quien te ofrece la oportunidad de abrir su razón y corazón.
Quizás los llamados a la vocación sean distintos e inexplicables en comparación a lo que vivimos; no obstante, si tenemos la ocasión de influir en su decisión para algo que va a ser fundamental en sus vidas, aprovechémosla al máximo y aportemos elementos que sean importantes para ellos.
Reitero, no se trata de imponer razones, visiones o nuestra forma de vida, la finalidad es escuchar con atención y encontrar de manera conjunta y en la medida que nos permitan participar, un camino para llegar a donde ellos se propongan.
Como dijera Oscar Wilde: “sé tú mismo; todos los demás ya están ocupados”; en virtud de ello, deja ser a los demás como quieran, pero apóyalos para que sean lo mejor que pueden ser. ¿Crees poder hacerlo?
LA ENSEÑANZA.
“Cuando pierdas, no pierdas la lección” era una frase del Dalai Lama y en ese tenor, realmente es importante tener los ojos abiertos para todo lo que nos manifiesta la vida.
Al final, no podremos llevarnos nada material pero lo que está en nuestra alma, trascenderá y no cabe duda de que el mayor alimento que podemos darle a diario, es amar lo que hacemos y lo que somos.
Si bien el éxito estará encaminado a nuestras metas de ser, hacer o tener; lo cierto es que se constituirá de la suma de pequeños esfuerzos realizados desde que abrimos los ojos al despertar, hasta que la inconsciencia nos invita a cerrarlos por la noche.
No cabe duda de que no hay mayor poesía en nuestros actos, que al momento de componerla manifestando nuestra razón, pasión y sentimiento, aderezada con la rima de nuestros principios y valores.
Con atino se menciona que la felicidad la encontramos a vivir acorde con nuestros propósitos y siempre agradeciendo la oportunidad de existir; sin ello, sólo estaremos conflictuados de quienes somos y a donde vamos.
Si hoy tenemos la oportunidad de escuchar a alguien y orientarnos, quizás podamos iluminar un poco sus momentos sombríos; desconozco si en algún momento podamos ser ese motivo que propicie el despertar de una vocación o la complemente, pero lo que si sé es que no hay cerrarnos a ser un sujeto de diálogo para quien necesita expresarnos algo.
La vida es hermosa y sin duda alguna lo será más si nosotros nos decidimos a participar activamente en ella.
Quizás nunca seamos magos ni místicos para generar momentos de encanto, gracia o hechizo; sin embargo, si nosotros nos proponemos y logramos ser nuestra mejor versión, a alguien le puede resultar de esa manera. ¿LO CREES ASÍ?
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