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El río de color sangre teñido por crimen ambiental en El Salvador

El agua no solo no es apta para el consumo humano, tampoco lo es para actividades comerciales o industriales.

El crimen ambiental que tiñe un río de color sangre en El Salvador

El legado de la explotación minera y metalúrgica han dejado gravemente contaminadas y teñidas de color sangre las aguas del río San Sebastián en el distrito Santa Rosa de Lima del departamento La Unión, al este de El Salvador, una región cercana a la frontera con Honduras.

Ese afluente, que día tras día recuerda el desastre medioambiental causado por la minera estadounidense Commerce Group Corp. Inc, responsable de explotar oro y plata de la mina ‘San Sebastian Gold Mines, Inc’ y a la que en 2006 le fue revocada la licencia por la masiva contaminación del río, es tomado ahora como referencia para rechazar la actividad minera que promueve el Gobierno de Nayib Bukele, luego que pidiera a la Asamblea Legislativa revertir la prohibición a la minería por considerar esa medida como “absurda”.

En medio de un nuevo contexto político que ampara la minería en El Salvador, grupos de activistas medioambientales y residentes de zonas potencialmente amenazadas por la futura actividad minera, incluyendo a Santa Rosa de Lima, han vuelto al río San Sebastián para mostrar las imágenes de una zona muerta y tomar muestras de las aguas rojas que fluyen por su caudal, repletas de metales tóxicos y nocivos para la salud.

Luis González, activista y vocero de la Mesa Frente a la Minería Metálica en El Salvador, expresó al medio local Arpas, que el agua del río San Sebastián está tan muerta que además de no ser apta para el consumo humano, tampoco lo es para actividades comerciales o industriales.

Por ello advierte que la devastadora escena visible en ese afluente, será la misma que se repita en otros ríos si las comunidades permiten que en otras regiones se abra el paso a la minería metálica. “La lucha es evitar que esto suceda en otros ríos“, dijo González, quien junto a su organización condena la promoción de la minería en El Salvador al considerar que no es apropiada y que agrava la crisis hídrica del país.

El activista advierte que el río está totalmente “muerto” y “contaminado”, y que si sus aguas llegaran a utilizarse para regar alimentos, por ejemplo, causarían enfermedades inmediatas y daños irreparables a la salud de las personas, una “bomba de tiempo” a largo plazo que generaría padecimientos renales e incluso cáncer, además del ya conocido daño a la flora y la fauna silvestre.

Reinicio de actividades mineras

Tras la aprobación del Legislativo y el Ejecutivo de Bukele de permitir nuevamente la minería en El Salvador, se han reiniciado las actividades en la mina con obras de terracería en el cerro San Sebastián, lugar que ha sido afectado por estos trabajos desde inicios del siglo XX.

El medio alternativo Mala Yerba, dedicado al periodismo ambiental, verificó los mencionados trabajos en la zona minera, donde además removieron varios contenedores con desechos de sulfato y cianuro altamente tóxicos que estuvieron allí por décadas.

El mismo medio advierte que la situación de alarma en la población, que parece no ser tomada en cuenta por Bukele, es que la contaminación obliga a los residentes a dejar la agricultura, lo que potencia la pobreza y los limita a depender casi exclusivamente de la minería, una situación que se vive en San Sebastián desde hace décadas, donde parte de sus pobladores siguen como mineros artesanales a pesar de la alta toxicidad en la zona.

Por ello, la Asociación de Mujeres Ambientalistas de El Salvador (AMAES), el Movimiento Ecofeminista, la Unidad Ecológica Salvadoreña y la Asociación de Desarrollo Económico y Social Santa Marta (ADES) también se han sumado en la campaña de medios para exponer a los salvadoreños y el mundo la gravedad de los daños ambientales que sufre el río San Sebastián y lo que podría ocurrir en otros afluentes.

De acuerdo con el diario El Salvador, entre 2001 y 2013, expertos internacionales y el Ministerio de Medio Ambiente evaluaron el río de San Sebastián y tierras aledañas a la mina, y concluyeron que la zona está altamente contaminada con mercurio, cobre, arsénico, manganeso, hierro, aluminio, cianuro, plomo, zinc, selenio, azufre, sulfatos, boro, níquel y litio.

Estos residuos mineros que son fruto de la actividad extractiva, producen un cóctel conocido como drenaje ácido de mina, que aparece cuando el agua se mezcla con minerales y químicos presentes en las rocas de las minas que quedan expuestas a la erosión por el agua de lluvia que se infiltra en la tierra. Así el agua se vuelve ácida y llena de metales, lo que provoca la coloración rojiza que ahora muestra el río San Sebastián.

Rusia Today 06.03.2025

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