AMERICAN COMPANY, una novela
arriesgada: Ana Claudia Molinari
Por Nidia Sánchez
La escritora mexicana Ana Claudia Molinari, presenta su segunda novela AMERICAN COMPANY, editada por Ediciones del Espejo Somos.
Esta vez se enfoca en literatura de ficción, donde se une la migración, el amor, con una dosis de realidad cargada de crudeza, un viaje al encuentro zapatista, al anarquismo, a los colectivos, geopolítica, el control de medios de comunicación, en medio de una parálisis mundial, cuyo foco está centrado en San Cristóbal de las Casas, Chiapas.
En esta obra nos podemos acercar también a escritores de otros tiempos, al juego de algunas palabras inventadas, al encuentro de los sentimientos de los personajes y la reflexión de qué es la escritura. Salpicada de prosa poética, su lectura es vertiginosa.
Rodeada de un cálido círculo de lectores y amigos, la editora, etnógrafa y semióloga, Ana Claudia Molinari, presentó en la librería Volcana Lugar Común, de la Ciudad de México, su más reciente trabajo impreso a través de Espejo Somos, una editorial autodidacta que ella y su hija Denise, gestionan desde 2009, y que nace igual que esta novela en San Cristóbal de las Casas.
“Considero que American Company es una novela infrarrealista y con esa actitud he pensado hacer boicot a Juan Villoro”, afirma con un tono travieso.
“Es mi segunda novela auto publicada (la primera es: Del otro lado del turbulento río, 2010) y me siento feliz. Quiero verla crecer, me tardé 10 años en terminarla pero nació apenas, deseo ver sus efectos y saber qué repercusiones tiene en mí”.
“El contenido es arriesgado, porque estamos hablando de poderes y cuando hablas de eso, te arriesgas, y creo que la literatura va de eso, también.
Hay otros riesgos en cómo dices las cosas, y en el caso de ser mujer, cómo te atreves a relatar el mundo, lo que piensas de las políticas mundiales.
Para que el mensaje de una escritora desconocida sea recibido, esa escritura tiene que estar avalada por una institución o un hombre, y si no es así, ahí hay otro riesgo, que te ignoren, te expones a una mayor crítica”.
Abierta y sincera, confiesa:
“Lo estoy intentando y no en un juego, sino en la realidad. En la actualidad la identidad más difícil de construir es la de escritora independiente. No sé si eso existe o estoy soñando o pretendiendo ser algo que me está negado. No se puede ser escritora al margen de la industria editorial, es algo casi imposible”.
“No sé si eso pasa en todas partes, pero estoy segura que en México así es. No puedes serlo si no tienes algo que te cobije, un gran escritor, apellido, dinero, algo que te vincule a la industria editorial, tu sola no te puedes vincular, quizá si tienes mucho dinero sí, pero eso no lo puedo experimentar”.
“Las escritoras en general nunca comentan cómo llegaron a ser publicadas, es algo que a mí me gustaría saber, pero es tabú, solo existe ella, aislada del mundo…”.
“Podemos reconocer una trayectoria en las escritoras famosas por ganar premios, pero ganarlos en este país no es porque tú quieras, seas bueno o malo en la literatura, es porque alguien te dio cierto empuje para ganar. No creo al cien por ciento que sea natural, necesitas estar en el engranaje, y si no lo estás, las mujeres y hombres dentro del engranaje se van a encargar de que no lo estés, porque no llegaste por esos caminos. Es algo de élite. Así que no sé si sigo jugando a ser escritora, pero me encanta esta rebeldía. Es difícil”.
“Viví la experiencia cuando escribimos: Diccionaria, Una habitación de todas (Ediciones del Espejo Somos, 2022). Fue un libro del que incluso hicimos una segunda edición, se vendió mucho, mujeres y grupos quisieron tener el libro. Y al paso del tiempo cuando decantas la experiencia, ¿qué pasó? La información, lo que ahí se dice se absorbe, pero como la autora es una doña nadie, no pasa el nombre, no pasa la escritora. El mundo editorial de los escritores está hecho de nombres, no de escritores colectivos, ni de personas comunes, es algo que se construye, parte de la mercadotecnia”.
“Nosotras optamos por un camino distinto, en el que colectivamente producimos el libro, conocemos casi todos los procesos del libro. Es otra ruta.
Esta apuesta es mucho más compleja, no es una apuesta para entrar al mercado, de entrada estamos fuera del mercado, hay que asumirlo para gustar de cada parte del camino y no sufrir decepciones o tristezas cuando ves que tus ideas las tomó un hombre, y al él sí, su novela está muy arriba y la tuya no llegó (a encumbrarse) más que a la casa de tus amigos. Conozco esa experiencia, esas cosas pasan en cualquier campo, las ideas no son propiedad privada, pero obviamente reconoces tu trabajo en otro trabajo. Es cuando te dices creo que tengo buenas ideas”.
“Las ideas de las mujeres son como los cuerpos de las mujeres, cualquiera se siente con el derecho de tomarlo y sin siquiera citarte. Es el precio de una sociedad machista. Amo ser escritora, sigo escribiendo, pero se necesitan lectores. No es verdad que solo quieras escribir sin que te lean, si no te leen tu escritura no vive, está ahí, inerte, esperando que algo la active como un virus, para crecer en el oficio necesitas que el ciclo del texto se complete y la lectura es indispensable”.
En esta larga aventura creativa y de letras, Ana Claudia nos invita de paso, a hacer un alto en su blog personal:
https://lasescritorasnoexisten.wordpress.com/ donde publica reseñas de sus autoras más amadas.
Añade para finalizar que presentó por primera vez American Company, a pie de calle, en el 5° Tianguis Literario Autónomo y Popular en la ciudad de Oaxaca, el 13 de octubre de este año.
American Company, es una novela que se puede adquirir en Volcana Lugar Común (CDMX) en Santa María la Ribera, y está disponible también, en la librería La Cosecha, de San Cristóbal de Las Casas, Chiapas o a vuelta de correo en las redes de la editorial @espejo somos.