Por Matteo Castagna
Al final del partido de la Europa League, disputado entre el Ajax y el Maccabi Tel Aviv, en la capital de Holanda, ganado por 5-0 al equipo local, se produjeron enfrentamientos de una magnitud de violencia y odio, que no se vieron durante mucho tiempo y prendieron fuego a la ciudad.
El primer ministro israelí Netanyahu afirmó:
“Anoche se celebró en las calles de Ámsterdam el 86º aniversario de la Kristallnacht (Noche de los cristales rotos)”, en referencia a la oleada de pogromo antisemitas que estallaron en la Alemania nazi entre el 9 y el 10 de noviembre de 1938.
Bibi no perdió la oportunidad de dar un golpe político al conflicto en curso en Medio Oriente y agregó:
“Sin embargo, a diferencia de la Kristallnacht, el pueblo judío ahora tiene su propio estado. Las fuerzas detrás de los ataques no representan un riesgo sólo para los judíos, sino para todo el mundo libre“, añadió, siguiendo un tipo de narrativa que es recurrente y extendida a muchos líderes políticos y religiosos en todo el mundo.
Mientras tanto, según confirmó el jefe de policía de Ámsterdam, Peter Holla, las cinco personas trasladadas al hospital fueron dadas de alta en la mañana siguiente.
Alrededor de 20 o 30 aficionados más del Maccabi resultaron heridos “levemente”, informó la BBC.
Netanyahu condenó, posteriormente, el accionar como “un ataque antisemita premeditado”, en una conversación telefónica con el primer ministro holandés Schoof, quien habló de ataques “inaceptables” y añadió que “los autores serán localizados y procesados”.
Según el Daily Mail, ya el miércoles “los hooligans israelíes habían arrancado las banderas palestinas” y “decenas de encapuchados vestidos enteramente de negro” habían gritado consignas como “Palestina vaff…
El jefe de policía, Peter Holla, explicó que el miércoles los aficionados del Maccabi atacaron un taxi y prendieron fuego a una bandera palestina.
Además, dijo que los disturbios continuaron hasta la madrugada del jueves. Ya antes del inicio del partido se habían vivido momentos de fuerte tensión en la Plaza Dam, uno de los lugares simbólicos de Ámsterdam, a pocos minutos a pie de la Estación Central, donde se habían reunido los aficionados del Maccabi.
Según la BBC, como también se puede ver en algunos vídeos difundidos en las redes sociales, se produjeron enfrentamientos entre manifestantes y aficionados pro palestinos, algunos de los cuales corearon consignas racistas contra los árabes y destrozaron una bandera palestina, así como habiendo encendido bombas de humo y hecho estallar petardos.
“Comenzaron a atacar las casas de la gente con banderas palestinas colgadas, y ahí comenzó la violencia.
Como reacción, la gente de Ámsterdam se movilizó y contrarrestó los ataques iniciados por los hooligans de Maccabi”, dijo a los micrófonos de Al Jazeera el concejal de la ciudad.
Los ultras del Maccabi Tel Aviv, escribe el sitio SkyTG24, son conocidos por sus coreografías y su cercanía al Likud israelí de extrema derecha, el partido del Primer Ministro, Benjamín Netanyahu.
Mantienen posiciones nacionalistas y ultrasionistas.
El club fue fundado en 1906 y es el más antiguo de la ciudad: este equipo es apoyado mayoritariamente por la burguesía, y tradicionalmente se opone al Hapoel, que reúne, sobre todo, el apoyo del proletariado y de los círculos progresistas, con posiciones a favor de un acuerdo de paz y también la creación de dos estados con Palestina.
Los ‘fanáticos del Maccabi’ , así se llama la franja más extrema, nacida en 2012, encarnan plenamente el espíritu de lucha del líder Judas Maccabeo, en quien el club israelí dice inspirarse.
En el pasado, a menudo han sido responsables de agresiones y violencia, incluso, durante los partidos europeos fuera de casa.
En Holanda están hermanados con los ‘Ultras Amsterdam’ del Ajax, que tienen posiciones proisraelíes, a menudo extremas, en una afición con un fuerte componente judío.
Los fanáticos de Lancer, también conocidos como Super Juden (“Superjudíos”), adoptan los símbolos y la identidad judíos, aunque muchos no son en realidad de origen judío.
A lo largo de los años, han ondeado cada vez más banderas israelíes como símbolo de pertenencia y provocando a sus rivales.
Por tanto, según la versión del jefe de policía de Amsterdam, la violencia fue provocada por algunos fanáticos judíos ultrasionistas, que, sin embargo, no pudieron imponerse sobre sus rivales de la galaxia árabe pro-palestina.
Está claro que el deporte y, en particular, el fútbol no tienen nada que ver con ello, sino que son el telón de fondo, que sirve de pretexto para desatar el odio racial y político entre dos facciones, en guerra desde hace mucho tiempo, hoy como nunca antes.