Por Diego Pappalardo
Por su carácter actual, transcribimos, en este envío, nuestras expresiones que fueron formuladas en Voces del Periodista Radio el 19 de marzo de 2024, durante el desarrollo del Bloque IV:
Se multiplican los nervios en Londres.
No creamos, amigos, que los coparticipantes del poder británico están, en estos momentos, tranquilos y contentos.
Están pasando por la peor crisis de los últimos 300 años.
No tienen una cabeza o un sucesor que pueda mantener el estatus de la Familia Real dentro del espectro del poder global.
Es decir, mantener un perfilamiento dominante de Gran Bretaña sobre el resto del mundo.
Y sabemos que el actual rey padece de un cáncer terminal y que, en realidad, el que lo va a suceder es quien tendría que haber sido, en estos momentos, el Rey: Guillermo.
La madre del actual rey quiso cumplir con los caprichos de su hijo y, en lugar de Guillermo, la corona fue para Carlos.
Carlos quien, hoy, realmente, no tiene mucha gravitación en los asuntos mundiales.
Las familia reales, las dinastias de las coronas europeas de los últimos 300 o 400 años, créanme, no tienen mucha gravitación en los asuntos y en los procesos del viejo continente y menos la tienen en el resto del mundo.
Cuando ciertas corrientes de opinión nos dicen “Londres maneja todo el mundo”.
Tenemos que decirles: “Ok. Perfecto. Lo manejaba hasta hace un día” porque el poder, hoy, en el mundo no es centrípeto, es centrífugo. Y esta es la tendencia que va a incrementarse en las próximas décadas.
El poder completo británico está tratando de resolver sus problemas y sus contradicciones internas y, a la vez, tratando de evitar ese desacoplamiento del resto del mundo -que era dominado por ellos- para intentar mantener un perfil de alto nivel en la geoestrategia y/o del geopoder mundial.
Sin embargo, como hemos mencionado, en este programa, en los últimos años, ya hay muchos espacios, muchos márgenes del mundo, que están asumiendo su propia autonomía y que están en el bando del policentrismo.
Y estar en el campo del policentrismo significa la caída de Gran Bretaña, con sus grupos de oligarcas de los bancos, del centro del poder mundial.
A la facción obamita le preocupa mucho lo que está sucediendo dentro del poder doméstico británico porque, como dijimos, en este programa, los demócratas están estrechamente unidos a los distintos grupos de poder británicos.
Si este poder entra en su fase de colapso, los demócratas, encabezados por la facción de Obama, van a perder poder y fuego frente al regreso y la dominancia lógica y consecuente de Donald Trump.
Y, asimismo, Donald Trump está sabiendo que él tiene las condiciones óptimas que le van a habilitar realizar su programa de ampliación de lucha confrontativa con el otro sector por el poder dominante de los Estados Unidos.
Y es, en este contexto, dónde los gigantes tecnológicos están, de nuevo, tomando bandos o asumiendo partidos.
Elon Musk ha manifestado su apoyo total a la fórmula de Donald Trump o del Partido Republicano.
Es màs, lo dijo así: Que si no hay una ola republicana, en el mes de noviembre, los Estados Unidos van a estar al borde de su extinción.
Asimismo, en forma simultánea, otros gigantes tecnológicos como Google han demostrado su apoyo con el objeto de impedir el regreso de Donald Trump. Google que ha sido demaciado de beneficiar a las fórmulas presidenciales de los demócratas desde el año 2008, cuando fue la elección de Obama.
Entonces, amigos, estas dispustas entre las élites y las contraelites van a producir grandes eventos que contribuirán, a su vez, a fortalecer los nuevos procesos que definirán la fisionomía última de la geopolítica del siglo XXI que es el policentrismo con sus dos etapas.
Una etapa que contará, por unas dëcadas, de la principalía de los estados nacionales, mientras que la otra etapa, la segunda, será de la confirmación de las macrorregiones geopolíticas.