▶▶▶ AMÉRICA LATINA Y EL MUNDO
POR CARLOS RODRÍGUEZ CASTELÁN, HERNÁN WINKLER, CATALINA GARCIA GARCIA, LUIS EDUARDO CASTELLANOS*
Washington. D.C.- La edición de octubre de 2024 del informe de Tendencias Recientes de Pobreza y Desigualdad para América Latina y el Caribe (ALC) contiene los datos más actualizados respecto a estas dos problemáticas, resaltando a su vez perspectivas acerca de tendencias macroeconómicas, pobreza, desigualdad, calidad del empleo y otros factores que resultan cruciales para entender los grandes desafíos que hoy enfrenta la región. (1)
A CONTINUACIÓN, compartimos diez datos clave de nuestra más reciente publicación:
Dato clave #1: la pobreza en ALC ha caído a su punto más bajo en lo que va del siglo: una de cada cuatro personas vive con menos de US$6.85 por día (PPP 2017). Esto refleja una reducción de 4.7 puntos porcentuales (p.p.) en el indicador regional de pobreza entre 2021 y 2023.
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Dato clave #2: en términos de pobreza, América Latina y el Caribe es una región dispar. Algunos países, como Chile y Uruguay, tienen indicadores por debajo de 10 por ciento, mientras que otros, como Guatemala y Honduras, están por encima de 50 por ciento.
Source: World Bank Official Boundaries, Basado en datos de SEDLAC (CEDLAS y el Banco Mundial) Nota: Argentina cuenta únicamente con cobertura urbana; los valores para Argentina, Brasil, Colombia, República Dominicana, El Salvador, Honduras y Uruguay correspondientes a 2023 están basados en datos preliminares. Los valores para Bolivia, Perú, Chile, Guatemala, Nicaragua y Paraguay han sido microsimulados para 2023. México 2023 es una proyección que utiliza la distribución neutral (2022) con un pass-through de 0.87, basada en el PIB per cápita en moneda local constante.
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Dato clave #3: el ritmo lento de reducción de la pobreza en ALC, que se registra desde 2016, refleja los bajos niveles de crecimiento económico de la región. En dicho periodo, la región registró un ritmo de crecimiento significativamente menor que el de otras regiones de ingresos medios.
La clase media en ALC se ha expandido y en 2023 ya equivale al 41.1 por ciento de la población, su más alto nivel en el siglo… Pero esta población se encuentra en alto riesgo de caer en pobreza debido a dificultades económicas o shocks externos
Así, mientras en 2009 la tasa de pobreza en Asia Oriental y el Pacífico estaba 30 p.p. por encima de la registrada en ALC, para 2023 ambas regiones ya habían convergido a niveles de pobreza similares.
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Dato clave #4: la clase media en ALC se ha expandido y en 2023 ya equivale al 41.1 por ciento de la población, su más alto nivel en el siglo. Pero, al mismo tiempo, un 31.5 por ciento se mantiene en la categoría de vulnerable, viviendo con entre US$6.85 y US$14 por día. Esta población se encuentra en alto riesgo de caer en pobreza debido a dificultades económicas o shocks externos.
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Dato clave #5: mercados de trabajo más robustos explican casi dos tercios de la reducción de la pobreza registrada entre 2021 y 2023. La mejora en las tasas de empleo explica 1.8 p.p. de la reducción; mientras que el incremento en los ingresos laborales aportó 1.5 p.p. y las transferencias públicas, otro 1.1 p.p. Factores adiciones, como las remesas y otros ingresos no laborales contribuyeron en menor medida (alrededor de 0.3 p.p. cada uno).
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Dato clave #6: la recuperación tras la pandemia ha sido progresiva, pero a la vez el crecimiento económico ha sido menos favorable para los pobres en 2023. Entre 2021 y 2022, el incremento de los ingresos fue significativamente más elevado entre los hogares más pobres que entre sus contrapartes más acomodadas. Sin embargo, la tasa de crecimiento de los ingresos declinó entre 2022 y 2023, y fue más similar para los hogares pobres y los hogares ricos.
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Dato clave #7: para 2024 se espera que un crecimiento económico modesto, que resultará en una ligera reducción de la pobreza en la región. Nuestro modelo de nowcasting proyecta que la tasa de pobreza regional bajará a 24.7 en el año.
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Dato clave #8: aun cuando ALC se ha beneficiado de un rebote significativo de los mercados laborales tras la pandemia, el Índice de Calidad del Empleo (ICE) muestra que la calidad de los empleos apenas ha mejorado. Desde el 2016, el ICE muestra un estancamiento en la mayoría de los países de la región. Solo cinco —Brasil, Colombia, Costa Rica, El Salvador y México— registraron modestas mejoras, con incrementos que van en el rango de 0.02 a 0.05 puntos. Entre tanto, la calidad de los empleos desmejoró o se mantuvo sin variación en seis países: Argentina, Bolivia, Ecuador, Panamá, Perú y Uruguay.
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Dato clave #9: asimismo, persiste una significativa brecha de género en la calidad del empleo a lo largo de la región. En todos los países las mujeres sufren de peores condiciones laborales que sus pares varones. Los países que presentan las brechas de género más grandes en este ámbito son Perú, Ecuador y Bolivia.
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Dato clave #10: finalmente, el espacio fiscal más estrecho que enfrentan los países de la región plantea un desafío para la sostenibilidad de las transferencias del sector público. El gradual
retiro de estas ayudas ya está afectando los ingresos de los hogares más pobres en varias economías de la región.
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(1) Para obtener más información y un análisis más profundo, recomendamos revisar la edición de octubre 2024 del informe de Tendencias Recientes de Pobreza y Desigualdad.
UNA BRECHA DE GÉNERO MUNDIAL: OIT
(https://webapps.ilo.org/infostories/es-ES/Stories/Employment/barriers-women#global-gap)
- Cuando una persona trabaja o busca activamente trabajo, se dice que forma parte de la fuerza de trabajo. El índice actual de participación de las mujeres en la población activa en el mundo se aproxima al 49%. En cambio, el de los hombres es del 75%. Por lo tanto, existe una diferencia de casi 26 puntos porcentuales y, en algunas regiones, la disparidad supera los 50 puntos porcentuales.
- La FUERZA DE TRABAJO abarca a todas las personas empleadas y desempleadas en edad de trabajar. La tasa de actividad en la fuerza de trabajo equivale a la fuerza de trabajo como porcentaje de la población en edad de trabajar.
- Desde una perspectiva económica, la reducción de la brecha de género en la participación en la población activa podría aumentar considerablemente el PIB mundial.
- Las regiones con mayor desequilibrio de género apreciarían los beneficios de una gran expansión. Muchos países desarrollados observarían también el aumento del crecimiento medio anual de su PIB, fundamental en épocas de expansión económica casi nula.
- La OIT y Gallup se asociaron para preguntar a mujeres de todo el mundo si preferían tener un puesto de trabajo remunerado, cuidar a sus familiares, o ambas cosas a la vez. Los datos indican que, independientemente de su situación laboral, un notable porcentaje del 70% de mujeres prefiere tener un trabajo remunerado.
- Todavía hay muchas personas que consideran inaceptable que la mujer tenga un trabajo remunerado fuera del hogar: para ser exactos, a escala mundial, un 20% de hombres y un 14% de mujeres. Numerosas mujeres indicaron que sus familiares directos desaprobaban su decisión de trabajar fuera del hogar.
- Los datos son claros: la mujer desea tener un empleo remunerado, pero una serie de obstáculos socioeconómicos persistentes la mantiene al margen de la fuerza de trabajo. Determinar y cuantificar esos obstáculos nos permite elaborar políticas estructuradas más racionales para eliminarlos.
- En definitiva, superar el desequilibrio de género en la fuerza de trabajo no solo beneficia a las mujeres y sus hogares, sino también a la economía mundial en su conjunto.
- Cómo cerrar la brecha: lograr igualdad de remuneración, frenar la segregación profesional y eliminar la discriminación.
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