“Mi vida entera se puede resumir en una frase: nada salió como lo había planeado y está bien. He aprendido que la vida no sigue un guión perfecto, que siempre habrá giros inesperados, pérdidas y sorpresas. Pero en cada desvío encontré algo valioso: crecimiento, amor, lecciones. Aceptar lo inesperado es parte del viaje, y eso es lo que realmente nos hace avanzar.” (Keanu Reeves)
TEXTO LITERARIO.
Recuerdo que en secundaria leí la “Oda a Roosevelt” de Rubén Darío que en un párrafo: “¡Es con voz de la Biblia, o verso de Walt Whitman, que habría que llegar hasta ti, Cazador! Primitivo y moderno, sencillo y complicado, con un algo de Washington y cuatro de Nemrod!”.
De su lectura, me impresionó la manera en que una persona podía escribir de otra con tanta elocuencia; sin duda que esto se justificaba con conocer su trayectoria y repercusiones en la historia universal.
Con el pasar de los años, he tenido la oportunidad de conocer y tratar con personas que han impactado notablemente en mi vida; en el entendido de que, quizás en un principio no me percate de su valor hasta que se presentó la ocasión de apreciar los momentos a su lado o bien, las enseñanzas aprendidas.
No dudo que haya cometido el error de reconocerlos hasta que éstos ya no estaban a mi alcance, ya fuera por cuestiones físicas o porque hubieran trascendido a una estancia espiritual; sin embargo, siempre me he mostrado agradecido con ellos y con el destino por haberlos puesto en mi camino.
Desde luego que no tengo ni la gracia ni el talento para expresar palabras ni frases tan elaboradas y poéticas para ellos; no obstante, espero sepan que mi gratitud es sincera, mi reconocimiento es del alma y mi respeto es total. Realmente, no sé si esto sea suficiente, pero de corazón espero que con mis acciones les retribuya algo de lo mucho que han provocado en mí.
En fin, alguna vez me dijeron que la mayor muestra de gratitud por lo aprendido se mostraba con la generosidad en el trato y aportando lo mejor de uno; de hecho, no basta y a veces, ni interesa, el decirlo, es mejor manifestarlo con hechos y convicción y más si a esto se le adiciona principios y se hace en beneficio de quien lo necesita o merece.
“¡Quien te mira, te admira!” era una expresión que a menudo escuchaba en casa y era bastante contundente para entender la razón por la cual muchas personas no se limitaban a verte, sino te observaban a detalle; al principio, muchos asumíamos que era para criticar o hacer señalamientos que remarcaran un hecho o actitud y en cierto modo, había algo de sustento en ello, pero cuando te das cuenta que eres importante para otro y ocupas su atención, lejos de incomodar, debe ser un motivo de orgullo llenar su tiempo y sus sentidos. Realmente, no debiera haber molestia cuando para alguien le resultamos de importancia.
Si alguien nos observa, habrá que atender y entender la causa para fortalecer lo que se hace bien y evitar lo que no corresponda … ¿lo habías pensado de esta manera?
¿QUIÉN?
Muchas veces me cuestionaron respecto de quien tenía mi atención en forma genérica y mi intención de imitar, usualmente señalaba a profesiones que implicaban seguridad o procuración por los demás; de hecho, los doctores y los militares eran parte del objeto de mi inmediata respuesta.
Un día leí una frase de Confucio: “elige un trabajo que ames y no tendrás que trabajar un solo día de tu vida”; al reflexionar en ello, coincidí en su razón y cambié mi perspectiva, ahora respondo que son los emprendedores, aquellas personas que soñaron y a partir de ello, procedieron a hacerlos realidad, en especial, a los que son responsables de las micro, pequeñas y medianas empresas.
Esas famosas “mipymes” de las que se habla tanto en la mayoría de los países de América, pero que en la realidad cada día se convierten en el eslabón más débil de la cadena de valor.
Acuerdos comerciales van, ordenamientos vienen, señalamientos públicos se dicen fuerte, fotografías con todos, pero realmente, siguen brillando por su ausencia, todas aquellas normas y mecanismos útiles que no sólo fomenten su creación, sino que permitan consolidar su paso, estimulen su compromiso y eviten su deceso.
Reitero mi inquietud respecto de los discursos que con frecuencia escuchamos de las autoridades que buscan incentivar el crecimiento económico, políticas para acceder al financiamiento, calidad y tecnología y enlazarlos con el mercado local, nacional e internacional; cuando en la realidad se ponen más trabas de las siquiera esperadas.
Sin duda que son palabras huecas cuando nos percatamos que quienes los pronuncian en su vida han generado riqueza por sí mismos ni han sentido el compromiso de crear las condiciones para que sus dependientes mantengan a la gente de la que son responsables.
Las estadísticas resultan tan frías que en nada corresponden a la búsqueda de todos por satisfacer el hambre en sus casas; no obstante, basta observar que tan sólo en México, hoy hablamos de que las citadas “mipymes” representan más del noventa por ciento de las unidades económicas existentes, con más del setenta por ciento de la generación de empleos y más del cincuenta por ciento del producto interno bruto
Que distante puede ser la calidez de mantenerse en un escritorio cuando lo que se debe conocer es el sudor del esfuerzo en el campo; quizás no haya parámetros para compararlos, pero cuando menos siempre será válido considerar a quienes se atreven a cambiar sus deseos por ambiciones reales.
Actualmente, hay temas que roban nuestras esperanzas de crecer, políticas socialistas en manos de capitalistas, las pérdidas de libertades en aras de pseudo nacionalismos, la presión que viene del país del norte; sin embargo, quizás primero deberíamos ver si realmente hay medidas para proteger a los empresarios de tantas calamidades.
Mención aparte merecen aspectos como la inseguridad, la extorsión y la violencia a las que todos estamos expuestos y más, si somos responsables del patrimonio de un negocio.
Lo que antes era una excepción, hoy se vuelve costumbre y sin duda, conduce a un caos y a una desafortunada normalización.
No cabe duda de que no hay motivo de orgullo nacional cuando estamos en presencia de hechos y cifras que exhiben una clara decadencia moral y social.
Seamos honestos … ¿crees que éstos emprendedores realmente reciben el trato justo por la responsabilidad que han asumido por cambiar su realidad?
HÉROES VERDADEROS.
En una sociedad que tanta necesidad tiene de héroes; no cabe duda de que las personas de valor y con valores son las que se constituyen como tales.
He hablado de que los emprendedores son las personas que admiro; sin embargo, esto puede resultar injusto frente a las madres que hacen todo por alimentar, educar y formar a sus hijos, por los padres que desde temprano dan su máximo con la intención de crear un condiciones superiores a las mínimas por quienes aman, por las personas comprometidas que dan más allá de lo necesario con tal de lograr las metas comunes que les fueron propuestas o por aquellos maestros que asumen con convicción el desarrollo del talento de los infantes, adolescentes y mayores que les han sido confiados.
Siempre es grato ver seres siendo su mejor versión y, sobre todo, haciendo todo por las metas con que se han comprometido. Es una gran oportunidad para aprender de ellas.
Tengo varios amigos que, con esa visión tan positiva, hacen que su día en sí resulte de pleno interés en vivirla; caso contrario, hay muchos más que por su negatividad, se olvidan de satisfacer sus expectativas de vida.
Hay quienes viven en busca de la felicidad y pierden el tiempo, hay quienes se allegan de todo lo material que pueden y no les basta su espacio, hay quienes buscan plenitud en la compañía y su soledad los abruma; en fin, no hay fórmulas perfectas hasta que nos damos cuenta de que procurar nuestra tranquilidad será la circunstancia más adecuada para apreciar nuestras emociones, pertenencias y ser de valor para otros.
En los momentos aciagos en que no encuentro mayor luz, recuerdo el consejo de un profesor de vida que me decía algo similar a lo que había planteado Charles Dickens en su “Cuento de navidad”, imagina tres escenarios en tu vida, no para ver el pasado, presente y futuro sino para darte cuenta de lo que tienes. Me decía “piénsate en una cárcel, hospital y cementerio … ¿qué necesitarías ahí? … y con tu respuesta valoraras lo que tienes”.
Al seguir su sugerencia, concebía esas situaciones y veía que en el primero, si bien podría haber represión, lo que no tendría nunca sería libertad, el segundo, por más atenciones y tratamientos que tuviera, lo que me faltaría sería salud y, finalmente, en el tercero, por más fortaleza y cualidades con que contara, ya no tendría vida. Es decir, con libertad, salud y vida, siempre tendremos la opción de crear el destino que deseamos; no se trata de excusas sino de la consecución de retos en aras de ser una mejor versión de nosotros mismos.
Amo a mi yo emprendedor y aplaudo que otros lo logren; sin embargo, esto no significa que no aprecie la labor de otros en aras de ser la persona en que se han comprometido de acuerdo con sus anhelos.
Ojalá algún día, haya tanta gente que reconocer que la realidad parezca sueño … ¿TE GUSTARÍA TENER EL HÁBITO DE MIRAR Y ADMIRAR A QUIENES ESTÁN CONTIGO?
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