Rumania: entre el soberanismo y el globalismo

Por Federico Gastón Addisi

Rumania nos marca el camino. A todos los nacionales del mundo. Se levanta el Cesar de la Antigua Roma para entroncar con la Rumanía profunda.
Y casi como un relato bíblico -pues las Naciones no escapan al juicio del creador y como las personas, tienen una misión que cumplir-; Callin Georgescu terminó siendo el Profeta. El Predicador.
Y el Diablo, que sigue la agenda de Soros y el globalismo recalcitrante de la UE; lo silenció. Más como la semilla de mostaza, los fértiles campos y bosques de la Rumanía ancestral ya tenían su siembra. Hasta que llegó el Mesías. Y George Simion recogió lo sembrado por Georgescu y juntos, demostrando que primero están siempre el Movimiento y la Patria; más luego los hombres (nombres), asestó una derrota vital a las fuerzas del mal del progresismo de Bruselas.
Simion ganó la primera vuelta para ser Jefe de Estado de Rumanía. Aquel derecho que los leguleyos arrebataron con mentiras, calumnias y cárcel al buen Georgescu.
Pero la luz del Gran Capitán y su heroico martirio por Cristo y Rumanía, continúan iluminando.
Sólo resta la segunda vuelta que enfrenta como siempre; y hay que decirlo con claridad:
al bien contra el mal.

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