POLÍTICA Y SOCIEDAD
POR HUGO SERGIO GÓMEZ S.*
Tampico, Tamaulipas. – Siempre he sostenido la tesis de que la Marina Mercante es el mundo de los capitanes y los hechos lo confirman. No solo en México, sino a nivel internacional. En la historia nadie mencionó a los fogoneros y maquinistas que murieron atrapados como ratas en el Titanic y que nunca dejaron de proveer vapor a la nave pese a su inminente hundimiento.
LOS CAPITANES de los buques son los únicos que brillan pese a los siniestros. Si en algún medio se menciona la palabra Titanic, se asocia de inmediato con un hombre barbado y uniforme azul, aunque haya impactado un buque contra un iceberg: el capitán Smith.
Y si por desgracia hay que justificar un error de cálculo y un buque varado en una playa, hay que ajustar los hechos a una “falla de la Máquina, al fin los fierros no hablan”, reza la voz popular en los buques.
Y no hay más que mirar en el caso de México, el 90% de los cargos administrativos de la Marina Mercante son ocupados por capitanes de altura. Se refugian en las escuelas náuticas, aunque nunca hayan impartido una clase en su vida: o algunos nunca hayan navegado, son los únicos que brillan.
No hay nadie más allá y hasta han tejido la leyenda de que el capitán se hunde con su barco ¡Si cómo no! Así como el del Costa Concordia. Al final solo somos humanos. ¿Cuántas veces hemos escuchado la perorata de las “mañaneras” de que en el país ya no hay racismo ni clasismo?, que ahora el pueblo manda y bla… bla… bla. Pero la realidad es contundente.
Y no hay más que leer la carta que a la opinión pública envían los tripulantes del remolcador de Pemex Maya, donde externan su postura, víctimas de la terrible discriminación al recibir el Premio al Valor en el mar este dos de diciembre en Londres, por el rescate de los náufragos durante el embate del huracán OTIS, el capitán de la nave en solitario. Como si él fuese el único merecedor.
Le aclaro que en este tipo de eventos la acción es colectiva y quienes a su vez estuvieron involucrados en el salvamento, fueron los de la tripulación completa, a quienes en todo momento ilusionaron de que irían a recibir dicho reconocimiento de manera directa. Cito textualmente:
“Acto seguido a habérsenos notificado, tuvimos contacto con la empresa en que laboramos, Petróleos Mexicanos (Pemex), Gerencia de Pemex Marina, a través del Cap. Alt. Manuel Aceituno Villaseñor, así como otros representantes de la entonces Coordinadora de Marina Mercante de México, Cap. Alt. Ana Laura López Bautista y posteriormente con el actual Coordinador de Marina Mercante de México Cap. Alt. Manuel Fernando Gutiérrez Gallardo; quienes en todo momento nos compartieron información referente a que los 6 integrantes de la tripulación acudiríamos a la OMI a recibir el Reconocimiento en la ciudad de Londres, Inglaterra, el día 02 de diciembre del 2024”.
Las ilusiones rotas de los otros tripulantes
Obviamente, al recibir esta notificación la gente se ilusionó con el mayor premio que un marino mercante puede recibir pues le significa que actuó más allá del deber; que es un héroe, pues. Y pese a las insinuaciones de la escasez de recurso endémica en este gobierno y más ostensible en Pemex, se apuntaron a sufragar los gastos de su propio pecunio.
Sigo con lo literal.
“Esto considerando que somos conscientes de que un evento como este es único y para cualquier Marino Mercante en el mundo genera ilusión el poder ser partícipe de él. De esta manera, anhelando poder estar presente y contando con apoyo y solidaridad de nuestras familias, amigos y compañeros marinos, expusimos nuestro interés a la empresa, sin embargo, dicha propuesta no fue aceptada, ya que se nos manifestó que no era necesario, al ya haberse realizado las gestiones y encontrarse organizada y autorizada nuestra comisión, para lo que únicamente se requería esperar a la fecha del viaje”
No hay más que leer la carta que a la opinión pública envían los tripulantes del remolcador de Pemex Maya, donde externan su postura, víctimas de la terrible discriminación al recibir el Premio al Valor en el mar, este dos de diciembre en Londres, por el rescate de los náufragos durante el embate del huracán OTIS
Y así las cosas siguieron su rumbo hasta que llegaron los días previos a la fecha en que se debía partir a Londres, cuando la ilusión fue rota por un impersonal mensaje de Whasapp: era el capitán del remolcador que les anunciaba que no irían ellos, nada más él: cito de nuevo:
“El día 28 de noviembre, el Capitán de la embarcación Cap. Fernando Galaviz Fuentes, quien actualmente se encuentra ausente del remolcador con motivo de vacaciones, compartió a través de mensaje de audio vía WhatsApp que nos informaba a la Tripulación que se le hizo de conocimiento vía telefónica que la comisión a Londres se había cancelado para los otros 5 miembros, ya que únicamente se había autorizado el viaje para él.
Esto, de acuerdo con lo manifestado, correspondía al hecho de que tanto la empresa Pemex como la Coordinadora de Marina Mercante, no contaban con los recursos económicos para solventar el gasto del viaje”.
¿Cómo la ve usted lector? ¡Ah! pero no hubiera sido alguna de las tantas medallas inventadas a los almirantes porque surgen, como por arte de magia los recursos.
Marinos mercantes y navales sufren hoy en día una fiebre de medallas que ya no les caben en el uniforme.
“Aquí nadie brilla más que nosotros”, es el mensaje: y el desaliento obviamente se traduce en palabras. Dicen los afectados a razón del citado acto heroico:
“Es importante generar conciencia y que no pase desapercibido que, los hechos por los que fuimos acreedores a la distinción por parte de la OMI, corresponden a una acción conjunta, realizada por iniciativa y decisión de los 6 tripulantes.
Sin embargo, sin la intención de demeritar el reconocimiento al Capitán de la embarcación, durante la toma de decisiones referentes a las gestiones para acudir a recibir el reconocimiento ante la OMI, debió considerarse que para poder lograr la acción de rescate que nos ha sido reconocida, los otros 5 tripulantes fuimos quienes realizamos maniobras en la cubierta principal a pesar del riesgo latente de caer al mar y pese a que esto representara el arriesgar nuestras propias vidas, al sacar gente del mar, salvándola de morir ahogada en un terrible y lamentable evento como lo fue el huracán Otis.
La OMI, el paraíso de los armadores
Pero para entender este acto discriminatorio, nada más hay que mirar la naturaleza de la Organización Marítima Internacional (OMI), la entidad que reconoce a la gente de mar: es un engrane bien aceitado del neoliberalismo económico. Un reino donde imperan los intereses de los armadores, que dio sus primeros pasos en 1983, cuando fundó la Unversidad Marítima Mundial de Malmo (WMU) en Suecia y su centro satélite en Malta: el IMLI, especializado en derecho marítimo.
Entidades que se encargaron de adoctrinar a los funcionarios de los países del tercer mundo en que habrían de eliminarse los subsidios a las pequeñas flotas mercantes de países, que como México sostenían con apremio. Fue precisamente a la llegado de Miguel de la Madrid; en ese año paralelamente se eliminan los subsidios a la Flota Internacional mexicana y que hoy carece de un solo barco en tráfico internacional.
La meta de la OMI era contribuir a eliminar el Código de Conducta de las conferencias económicas que, desde la ONU, obligaban a transportar en barcos nacionales el 40% del intercambio comercial con otros países; 40% para el comprador y solo 20% de terceros países.
Y es que en que aquellos aciagos días, en el mundo solo había 4 banderas de Conveniencia o paraísos fiscales (Panamá, Honduras, Bahamas y Liberia) hoy son más de 60.
Solo 10 líneas navieras transportan el 78% del tráfico mundial de contenedores; regularmente sus buques están abanderados en Panamá, Liberia, Bahamas, Singapur. La OMI fue cómplice
Finalizó la era de las pequeñas flotas mercantes y nacieron grandes oligopolios: hoy, más del 65% de los buques del mundo están abanderados bajo estas modalidades. Solo 10 líneas navieras transportan el 78% del tráfico mundial de contenedores; regularmente sus buques están abanderados en Panamá, Liberia, Bahamas, Singapur. La OMI fue cómplice.
Dicotomía, pleonasmo y mala redacción de OMI
Hoy, para ser representante de un país ante OMI, se da preferencia a los egresados de la WMU. O bien para ser funcionario en alguno de los comités, hay que ser egresado de esos centros de OMI. No sea que vayan a perder el objetivo.
Pero, además, en el citado organismo se protegen los grandes negocios, desde la seguridad marítima que es una gran industria. Están los proveedores de combustible, los fabricantes de balsas, los grandes astilleros y más que pesan más que los gobiernos.
El poder de la OMI no deriva del control sobre la distribución de activos como puede ser el caso del FMI, sino principalmente de la capacidad de enmarcar problemas y controlar procedimientos para hacerles frente. Si bien tiene una larga historia regulando el negocio marítimo internacional, solo basta ver cómo se ha alineado a la evolución económica de las empresas. Es decir, es un organismo donde el interés particular está por encima de las necesidades de los Estados.
La composición de su Consejo habla: Miembros A, los 10 países mas avanzados. Miembros B, 10 países con mayores necesidades económicas. Miembros C, países líderes en su región (México es parte), pero además las decisiones se toman por tonelaje No por mayoría. Es decir, los poderosos deciden.
Pero en este caso, dado que existe la dicotomía de los tripulantes y el capitán: pero la difunde la OMI en su afán de agradar a los armadores y queda ahí la pregunta pues en la misma redacción del reconocimiento hay un agravio además de un pleonasmo. Si la Ley mexicana dice en su artículo 25 quienes son tripulantes y quienes NO, y señala puntual:
Artículo 25.- Las personas que presten un servicio a bordo de las embarcaciones y artefactos navales mexicanos, se considerarán para efectos de esta Ley como tripulantes de estos.
¿Por qué permitió nuestra representación en OMI que se otorgara un reconocimiento en esos términos, separando al capitán de la demás tripulación? Solo hay una explicación: la OMI sirve a los armadores y el capitán a bordo es su representante. Se trataba de homenajear al armador, no a la gente de mar.
Sin más, el golpe está dado. Discriminación, recismo clasismo, o lo que haya sido, el reconocimiento era además para México, que se vio mal. Se debió pensar mas allá de los recursos que a diario se dilapidan en obras fallidas como la flamante empresa de las Islas Marías y otras que por ahí difuminan los recursos.
Quizá un buen capitán en otros tiempos hubiera dicho ¡Si no va mi gente, yo no voy! Pero quién se resiste al estar solo en un podio recibiendo sendo reconocimiento, aunque solo haya contribuido a su logro con una sexta parte ¿No que el Humanismo Mexicano? Se tiene para viajes fútiles en helicóptero de los senadores, pero no para premiar a los heróes. Marina Mercante y la Secretaría de Marina deberán buscar la forma de desagraviar a estos muchachos.
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Autor:
HUGO SERGIO GÓMEZ S. *Doctor en Medio Ambiente; primer oficial de la Marina hgomezh@prodigy.net.mx |
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