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Europa es incapaz de abandonar por completo el gas natural (GNL) ruso y sustituirlo por el de EEUU, escribe el diario ‘Financial Times’. Esto sucede a pesar de las amenazas del nuevo presidente estadounidense Donald Trump de establecer aranceles contra los bienes europeos en caso de que Bruselas se niegue a comprar a Washington ese recurso, indica.
Aunque Bruselas oficial, representada por la Comisión Europea y su presidenta Ursula von der Leyen, se muestra abierta a la idea de pasarse al GNL procedente de Estados Unidos, por el momento eso plantea ciertas dificultades, observa el medio.
Tal y como explica, esto se debe a que el recurso procedente de Rusia es más económico y los consumidores europeos no están dispuestos a abandonarlo por completo. El ejecutivo de la UE “no es un comprador de gas y no puede hacer más que dejar claro al presidente electo de Estados Unidos que las empresas europeas están interesadas en el GNL estadounidense”, sostiene.
“La cuestión principal es la sensibilidad [europea] a los precios. Al mismo tiempo que aplaca a Trump, la UE lucha por proteger sus industrias y reducir los elevados precios de la energía, sobre todo en Alemania, la mayor economía europea”, afirma.
De acuerdo con el artículo, los costos del gas en la UE son actualmente unas tres veces más altos que en Estados Unidos y “siguen siendo obstinadamente más del doble” de lo que eran antes de que Europa impusiera sanciones a la energía rusa después de que Moscú lanzara su operación militar especial en Ucrania en febrero de 2022.
De momento, solo la declarativa de los europeos sobre la renuncia total al gas ruso para 2027 y su misma promesa de comprar más GNL a los estadounidenses son válidas y, como observó un funcionario de la UE citado por los medios, “no vamos a reconsiderarlo todo el 21 de enero [el día después de la toma de posesión de Donald Trump]”.
“El principal problema es la incapacidad del bloque para destetarse de los combustibles fósiles rusos, más económicos”, señala la agencia.
Por ejemplo, informa el diario, algunos ministros europeos se han quejado de que las medidas adoptadas en Europa no son suficientes para obligar a las empresas a romper los contratos existentes con Rusia. Aunque el GNL podría incluirse en la próxima ronda de sanciones contra Moscú, requeriría la aprobación unánime de los 27 Estados miembros, y “es probable que países como Hungría y Eslovaquia se opusieran”, ya que sus Gobiernos han manifestado que priorizan los intereses de las economías nacionales sobre la llamada solidaridad europea.
“La cuestión del precio es delicada y decisiva”, concluyó en esta ocasión un alto funcionario de la UE, citado por el medio.
Desde que Rusia iniciara su operación militar especial en Ucrania el 24 de febrero de 2024, muchos Estados europeos, motivados por la aspiración de perjudicar a la economía rusa, adoptaron una serie de medidas para alejarse del petróleo y el gas de oleoducto rusos y limitar las importaciones de GNL de ese país.
El plan consistía en sustituir los suministros rusos, poco costosos y fiables, por importaciones procedentes de otros lugares, sobre todo de Estados Unidos, que resultan actualmente más caras. La subida de los precios finales de la energía en la UE ya ha contribuido a una crisis económica en el continente y ha puesto en riesgo a las economías de muchos de los países del bloque.
Sin embargo, a finales de diciembre de 2024, el entonces presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, amenazó a los europeos con imponer aranceles a sus productos si no realizaban aún más “compras masivas” de combustibles fósiles a ese país, con la motivación de reducir el déficit comercial estadounidense.
Sputnik 20.01.2025