Por Cnel My (R) Gabriel Camilli
La narrativa del conflicto bélico en Ucrania es compleja y se caracteriza por la lucha de versiones opuestas. Rusia, por un lado, presenta una historia de continuidad histórica y una amenaza de la OTAN a sus fronteras. Ucrania, por otro lado, defiende su independencia y su identidad nacional, así como la agresión rusa como una invasión sin justificación.
Durante más de tres años, los medios de comunicación occidentales han dado la voz de alarma repetidamente: “Rusia se está quedando sin armas, municiones y personal.”
¿Está Rusia realmente contra las cuerdas, o ha subestimado Occidente sus capacidades a largo plazo?
Los titulares advertían sobre el colapso de las cadenas de suministro, el agotamiento de las reservas y las tropas obligadas a luchar con equipo obsoleto. La narrativa era convincente. Rusia se encontraba estancada en Ucrania, al borde del colapso.
Pero un análisis más detallado revela una historia diferente. Tras el humo y el ruido o sea la Niebla de la Guerra 2.0, Rusia no solo mantiene su esfuerzo bélico, sino que también aumenta discretamente la producción de armas y construye uno de los mayores arsenales de misiles de la historia reciente.
“¿CONTRA LAS CUERDAS?”
Entonces, ¿está Rusia realmente contra las cuerdas, o ha subestimado Occidente sus capacidades a largo plazo?
Desde los primeros días de la guerra de Ucrania, la prensa occidental pintó un panorama de un ejército ruso desbordado y mal abastecido.
En un artículo de febrero de 2025, Al Jazeera informó que las tropas rusas utilizaban burros, motocicletas e incluso vehículos civiles para entregar suministros al frente. “Los ataques ucranianos a las rutas logísticas y depósitos de munición parecen haber tenido consecuencias”, dicen insistentemente. Otros informes destacaron las cuantiosas pérdidas de tanques y vehículos blindados rusos.
Los analistas (poco serios) señalaron que Rusia dependía cada vez más de equipo obsoleto de la era soviética, retirado del almacén y reacondicionado apresuradamente para compensar las pérdidas en el campo de batalla. Para muchos, esta era la prueba que necesitaban.
LA ADAPTACION
Rusia estaba agotando sus suministros y carecía de la fuerza industrial necesaria para recuperarse. Pero esta perspectiva puede haber pasado por alto un factor crítico. La adaptación. Si bien la imagen de burros y motocicletas puede captar la atención del público, no cuenta toda la historia. Se cuenta la parte que conviene, porque en el mismo artículo de Al Jazeera, se señala que Rusia no solo ha restaurado miles de vehículos antiguos, sino que aún logra producir tanques nuevos durante el año. Lo cual, representa una producción constante, que ahora se complementa con proveedores internacionales de sus aliados, Irán y China. La señal más clara de que las líneas de suministro militar de Rusia no solo están intactas, sino que se están expandiendo, se produjo en abril de 2025.
Según otro medio, Rusia ha acumulado un enorme arsenal de misiles: misiles de crucero KH101 y misiles balísticos Iskander M.
Estos datos no son simbólicos. Son estratégicos. La acumulación fue lo suficientemente grave como para que la OTAN elevara su nivel de alerta en toda Europa del Este. Este arsenal no apareció de la noche a la mañana. Es el resultado de un esfuerzo concentrado para movilizar la industria de defensa rusa para una guerra prolongada.
Mientras muchos líderes occidentales asumían que las sanciones paralizarían la capacidad bélica de Moscú, Rusia recurrió a su estrategia de la Guerra Fría. Como informa Responsible Statecraft, la industria de defensa rusa ha seguido produciendo proyectiles de artillería y municiones a un ritmo que ahora supera al de Estados Unidos y sus aliados de la OTAN.
INFRAESTRUCTURA HEREDADA
¿Cómo es esto posible? La clave reside en la infraestructura heredada. Rusia nunca desmanteló por completo su base industrial de la era soviética. Muchas de sus antiguas fábricas permanecieron intactas, viejas, pero operativas. Cuando comenzó la guerra de Ucrania, estas instalaciones fueron reactivadas y reequipadas.
En contraste, Estados Unidos y Europa, tras haber reducido sus industrias armamentísticas en los años posteriores a la Guerra Fría, ahora se esfuerzan por reconstruir sus cadenas de suministro desde cero.
Irónicamente, mientras los medios occidentales se burlaban del uso por parte de Rusia de una logística al estilo de la Segunda Guerra Mundial, esas mismas estrategias permitían a Moscú mantener y ahora intensificar sus esfuerzos militares. Esta es una enseñanza para aquellos que quieren destruir nuestro sistema de producción para la defensa. La Argentina debe fortalecer su aparato militar industrial. ¡Hay cosas que no se pueden privatizar!
EN PARTE…ILUSIONES
Volviendo a la guerra en Europa. Entonces. ¿Por qué persiste la narrativa del agotamiento en los medios occidentales? En parte son ilusiones. Para los gobiernos y las poblaciones cansadas de financiar la defensa de Ucrania, la idea de que Rusia está al borde del colapso es tranquilizadora. Ayuda a justificar retrasos en la ayuda o cambios de política. También funciona como guerra psicológica, piensas que están “socavando la moral rusa mientras refuerza la determinación ucraniana”. Ilusión…
De acuerdo a nuestro análisis, refleja una incomprensión más profunda de cómo Rusia libra la guerra. Los analistas occidentales a menudo esperan victorias rápidas y de alta tecnología. Rusia, en cambio, apuesta por el desgaste, la resistencia y la escalada. No necesita equipo nuevo y reluciente. Necesita equipo que funcione y que pueda producirse en grandes cantidades. Anoten: otra enseñanza para la defensa nacional.
El énfasis en las señales visuales de debilidad, como camiones viejos o uniformes remendados, distrae del hecho subyacente de que Rusia sigue produciendo, acumulando y luchando.
El peligro de creerse demasiado la narrativa del agotamiento es que conduce a errores de cálculo estratégicos. Si Occidente cree que el esfuerzo bélico de Rusia es insostenible, podría asumir erróneamente que el tiempo está del lado de Ucrania. Pero las tendencias actuales sugieren lo contrario.
La capacidad de Rusia para mantener altos niveles de producción de misiles, renovar sistemas antiguos y continuar las operaciones de primera línea demuestra que se está preparando para una guerra larga.
Ucrania sigue pidiendo municiones, y la industria occidental aún tiene dificultades para satisfacer la demanda con la suficiente rapidez. ¿Y si, en lugar de Rusia, fuera Occidente el que se queda atrás en la carrera armamentística?
La narrativa de que Rusia se está quedando sin armas puede haber reflejado alguna vez esperanza, pero la esperanza no es una estrategia.
La realidad es que Rusia, lejos de colapsar, se encamina hacia una guerra sostenida. Tiene la base industrial, la voluntad política y la paciencia estratégica para seguir adelante. Esto no significa que Rusia sea invencible, pero sí significa que subestimar su capacidad es un error que Occidente ya no puede permitirse. Si queremos comprender la trayectoria de esta guerra, es hora de mirar más allá de los titulares y empezar a prestar atención a las cadenas de montaje y suministro.
NEGOCIACIONES
Con respecto a los resultados de la reunión de Estambul, según nos dice Sergey Sysoev, el 19 de mayo en La discrepancia: “Una cuestión hay que tener muy presente: Todos los conflictos tienen dos partes, dos posiciones, dos argumentos y solucionar significa escuchar y comprender”.
Nos dice Sergey: “Analizando el desarrollo de las negociaciones, la prehistoria de este evento y las posturas de todas las partes involucradas se pueden sacar algunas conclusiones:
1) La disposición de las partes a la diplomacia llego a ser mayor de lo que se pensaba. Más bien esperaban un escándalo obligatorio y una ruptura, pero no sucedieron. Claro que esto no equivale a la capacidad de ponerse de acuerdo (al menos en esta etapa), pero no hay un rechazo fatal.
2) El papel clave de los Estados Unidos, más específicamente de Trump. Sinceramente o no, cada uno por sus propias razones, pero tanto Moscú como Kiev consideran necesario mantenerlo como un elemento del proceso. Tiene motivos para registrar su propio éxito y afirmar que fue él quien devolvió a los oponentes a la mesa de negociaciones.
Lo que sí, es evidente que todas las partes, incluso Europa en el lado de Ucrania seguirán luchando por el apoyo de Trump, para atraerle a su lado en el conflicto. Con un matiz muy importante. A Rusia es suficiente que Trump se mantiene como intermediador y la parte no involucrada directamente en el conflicto…”.
3) Rusia, en general, impuso su escenario, a pesar de los intentos de otros (Ucrania, Europa, en parte Estados Unidos) de imponer el suyo. Las negociaciones se llevaron a cabo tal como lo anunció Putin. Ucrania se adaptó al formato e incluso presentó una delegación de un nivel bastante alto. Europa, con su idea de un ultimátum a Putin, se hundió: nadie recordó el tema del armisticio como condición previa, declarado por los jefes de los cuatro principales países europeos. Las exigencias de Rusia son coherentes. De hecho, desde el principio se dice lo mismo, con ajustes relacionados con la situación en el campo de batalla. Resulta que, como dijo Putin, la parte principal se mantiene, las condiciones específicas en cada próximo regreso a la discusión serán peores para el oponente.
4) Las figuras clave de todo el proceso de resolución del conflicto, siguen siendo (e incluso refuerzan este estatus) Putin y Trump. Todos los demás son de importancia decreciente.”
5) Se ha dado un paso que puede apreciarse como bastante notable cuando se mira lo que estaba detrás y es insignificante en comparación con lo que está por delante. El cese de la guerra aún no está previsto.