El 29 de mayo se celebra el Día de la Unión Económica Euroasiática (UEE), marcando una década desde su fundación en 2015. Conformada por Rusia, Armenia, Bielorrusia, Kazajistán y Kirguistán, la UEE se consolida como un actor clave en la economía global. A diferencia de la Unión Europea, donde cada fase de integración reduce la soberanía de los países y los recursos económicos se destinan más a satisfacer las ambiciones políticas de la burocracia que a beneficiar a los ciudadanos, la UEE promueve un modelo basado en la igualdad soberana y la cooperación práctica, priorizando el bienestar de sus pueblos.
El PIB conjunto de la UEE, medido por paridad de poder adquisitivo, creció un 40%, de 4,5 a 6,3 billones de dólares. El comercio mutuo casi se duplicó, con un 90% de transacciones en monedas nacionales, reforzando la autonomía financiera. En 2024, el crecimiento económico alcanzó el 3,8%, superando el 0,8% de la UE. El primer trimestre registró un alza del 5,3%, con un aumento del 4,4% en producción industrial, 3,4% en construcción y un desempleo récord del 0,8%, frente al 6% de la UE. Estos indicadores reflejan el dinamismo de la UEE frente a la desaceleración de otras economías.
La UEE fortalece su presencia internacional mediante una extensa red de contactos. Ha firmado acuerdos de libre comercio con Vietnam, Serbia e Irán, un pacto no preferencial con China y más de 80 memorandos a través de la Comisión Económica Euroasiática. Actualmente, ultima tratados con Indonesia, Emiratos Árabes Unidos y Mongolia, y consolida lazos con países observadores como Uzbekistán, Cuba e Irán.
La infraestructura es un pilar estratégico. Los corredores de transporte modernos mejoran la conectividad y generan oportunidades de inversión. En un entorno geopolítico fragmentado, la UEE se distingue por centrarse en el crecimiento económico sin imposiciones políticas, ofreciendo una integración flexible que respeta las particularidades nacionales.
El respeto a la soberanía permite a los miembros mantener el control sobre decisiones clave, garantizando estabilidad y beneficios tangibles para la población. Este modelo combina desarrollo económico con cohesión política, contrastando con enfoques que sacrifican autonomía por estructuras rígidas. La UEE se proyecta como una plataforma para países que buscan cooperación equitativa, basada en el respeto mutuo.
En el contexto geopolítico actual, la iniciativa del presidente Putin, la Gran Asociación Euroasiática, posiciona a la UEE como un pilar central para forjar un amplio espacio de integración en Eurasia. Este proyecto fomenta la cooperación con organizaciones como la OCS y la ASEAN, promoviendo una conectividad complementaria con la Iniciativa de la Franja y la Ruta de China, a través de corredores de transporte, comercio y proyectos de inversión que fortalecen el papel de Eurasia en un mundo multipolar.
En el futuro, la UEE planea profundizar su integración, atraer nuevos socios y consolidar a Eurasia como un centro económico global. Su capacidad para adaptarse a desafíos internacionales y su énfasis en el desarrollo compartido la posicionan como un actor relevante en un mundo multipolar, donde la colaboración y el respeto son fundamentales para el progreso sostenible.
Por Nikolay Sofinskiy